El fantasma se apareció
en el huerto aquella tarde.
Jardinero había sido
en una vida anterior.
Volvía noche sí y noche no
a cultivar en la huerta.
A la siguiente mañana,
crecían flores multicolores;
también
albahaca, azahar y romero,
en cuencos blancos como la leche:
-zapatos eran sin más-
zapatos que germinaban,
zapatos que nos llamaban,
zapatos que nos brindaban
su pálida y perfumada
belleza.
(Dedico esta entrada a Virginia Dorta)
Lo que en un principio pudo parecer arte callejero novedoso, hoy se ha transformado en algo horrendo.
ReplyDeleteUn abrazo.
Pues mira que mono, todas blanquitas, y supongo que habrá de todos los números.
ReplyDeleteLos zapatos al cielo y los pies descalzos para sentir la tierra.
ReplyDeleteImagen y versos, todo uno: belleza.
bsss
Parecen murcielagos inmaculados!
ReplyDeleteBella y original decoración urbana.
ReplyDeleteSiempre creí que los zapatos eran para caminar, para andar y conocer mundo.
ReplyDeleteEs preciosa tu entrada...nunca había visto algo tan original amiga.
ReplyDeleteLas letra la bordan.
Un abrazo!
¿Dónde están?
ReplyDeleteABEJITA: en Girona. Besos
ReplyDeleteA TODOS: me alegro de que a algunos de Uds les gusten. Abrazos a todos a los que si y a los que no y a los que más o menos.
Muy querida Myriam, esos zapatos primaverales me llenan de alegría. Me has dado una sopresa muy linda, no sabes cuánto! Te agradezco un montón ese detalle, ahora creo que las botas de mi entrada colgaban esperando tus palabras.
ReplyDeleteUn abrazo enorme, te sonrío, satisfecha, un largo rato.
Se podría llamar la "calle del queso". Aquí al olor a pies le decimos "olor a queso". :)
ReplyDeleteUn beso.
Creo que es Gerona, verdad? Pues, ahora, besos y más besos.
ReplyDeleteVirgi por donde va, danza, vuela, ya sea con bambas, zapatillas, descalza...
ReplyDeleteEs un hada y un tesoro en versos y en humanidad.
A mí me gustan como maceteros!!
Besos, a ambas.
Me recuerda como decoran algunas calles en el barrio de Grácia, de Barcelona, en sus fiestas.
ReplyDeleteMe gusta.
Besos.
Muy original!
ReplyDeleteUn abrazo Myriam.
Por estos lares se ven zapatos colgando de los tendidos eléctricos en los barrios populares como señales de las pandillas para marcar sus territorios y puntos de operación.
ReplyDeleteEn este caso el jardinero fantasma, creo, tomó la idea y los zapatos de algún hospital ja ja ja tal vez para sanear los cielos y hacer reverdecer las buenas intenciones.
Besos querida Myr ingeniosa edición!!!
Supuse que ere en Girona. Una preciosidad.
ReplyDeletegracias por compartir. Un abrazo!
Precioso y original.
ReplyDeleteMuchos besos.
¿Quién colgó el primer par de zapatos...?
ReplyDeleteBesos.
Qué preciosa sensaciòn me han dejado tus versos... Los zapatos floreros perfumados, huellas cristalizadas del jardinero invisible y eterno habitante de la huerta.
ReplyDeleteNo sabìa que la foto fuera real...de Girona? me gusta mucho.
Saludos Myriam
Chusa
Los zapatos y las plantas siempre se han llevado bien.
ReplyDeleteUn abrazo
Me da un poco de yuyu esa imagen de los zapatos colgados. Pero sé que son tonterías mías... la historia del jardinero m'encanta.
ReplyDeleteAbrazos :)