La joven de la cinta azul -narcisista y mal criada- Beatriz de nombre, no dudó y a su primo enamorado, Alonso -el gil- puso en peligro manipulando su débil voluntad y poco juicio; de ella enamorado, el pobre, como estaba, hasta los tuétanos.
Intercambiarían regalos: Alonso, el conservado y valioso broche de su madre; ella, la cinta azul que extraviara alguna vez antaño, en el Monte de las ánimas.
Partió entonces Alonso desoyendo a su razón y a sus instintos que le gritaban se quedara, que era una locura. Pero no, él, presa de amor, -loco total-, fue en busca de la cinta a pedido de la joven precisamente aquella noche marcada (la noche de los muertos en la que las ánimas no elevadas a la Luz salen de los sepulcros a vagar por el monte de las ánimas), venciendo el miedo que enraizaba en su interior en un futil intento de ganarse su helado y perverso corazón.
El no regresó jamás, habiendo perdido la vida en esa empresa.
Ella enloqueció, dicen que de dolor, arrepentida.
Viajantes inexpertos que por error no evitan pasar cerca del Monte, juran haber visto a Beatriz (desgreñada, sucia, las vestiduras raídas, la mirada hueca) vagando por el bosque entre tinieblas en busca de su tumba (la de Alonso) como alma maldita cargada de pecado. Un pecado difícil de expiar.
225 palabras
Convocatoria de Maga de Qamar desde su blog "La Trastienda del pecado" con el tema: "Noche de ánimas". Más relatos aquí.
¡Cómo me impactó esta historia! La primera vez que la leí tenía 12 o 13 años y era lectura obligada para la clase de Lengua Castellana. ¡Qué miedo pasé por la noche leyéndola en la cama, con todas las luces encendidas, escuchando ruidos por todas partes y viendo sombras inexistentes! Brutal esta obra de Gustavo Adolfo Becquer, muy buena.
ReplyDeletePues muy adecuado para estos días de difuntos.
ReplyDeleteSaludos.
Nunca he entendido esa costumbre de intentar llevar el amor más lejos, ponerle mil pruebas y trabas para hacerlo más "digno"... con lo fácil que es quedarse en casita viendo netflix ;)
ReplyDeleteVaya si va más allá de lo legendario, y abre una puerta para observar la perversidad humana. Un abrazo. Carlos
ReplyDeleteGil, primo, pobre, manipulado...
ReplyDeleteQue además entre primos no se puede... castigo divino.
Hombre ella, también estaba pelin enamorada.
Aunque viendo la primera foto, el primo se podía haber buscado otra. No conocía la leyenda.
Besoos Myriam
Ya lo dicen que hay amores que matan! Y también que el amor es ciego! Y nos lleva a hacer locuras y cosas sin razón! Un abrazo! Y feliz noche de ánimas!
ReplyDeleteUna historia que pone los pelos de punta. Brrrr qué miedo! Un abrazo
ReplyDeleteUna historia digna de las leyendas de Bécquer!
ReplyDeleteAbrazos.
Un espíritu que vaga con un lazo azul... y el monte de las ánimas, ¡muy al estilo Béquer!
ReplyDeleteGenial volver a leerte, Myriam.
Un besazo y feliz jueves
Qué niña más mala. Bendito el castigo
ReplyDeleteMe ha gustado la forma de escribir, cómo un texto antiguo. Son muy sonoros, muy cantarines. Y tú texto es como una sonrisa de ultratumba.
Muchísimas gracias por esta leyenda y por sumarte a la convocatoria.
Un beso 😘
Bueno, cumpliendo el viejo mandato de no regalar al primer candidato el prístino amor y ponerlo en un pedestal, así resultaban entonces las cosas. Ahora, como que no se tiene tanta paciencia!
ReplyDeleteMe gustó muchisimo la referencia a las leyendas de Bécquer, hermosos relatos de una época lejana.
Saludos!
ReplyDeleteUna historia para estos días, no ni ná...
Me alegro volver a saludarte.
Abrazos
Siempre es entretenido saber de las leyendas locales. Y esta no la conocía.
ReplyDeleteAsí son ganas cuando se ama o desea.
A veces pienso hasta donde llega el amor y el sacrificio por conquistar a una persona. Lo digo porque cuando me enamoro pierdo la cabeza...
ReplyDeleteUn saludo
Me ha encantado la manera de narrarlo. Muy buena historia teñida de leyenda; y esa atmósfera que la rodea y que has descrito como un magnífico guiño a Bécquer.
ReplyDeleteUn placer, preciosa.
Muy buena participación.
Abrazo grande, y feliz noche 💙
Amores que matan, pero encima se vengan y su espíritu vaga por el monte donde se amaron. Una historia que sin duda da que pensar.
ReplyDeleteLa maldad trae esas consecuencias..Un besote y feliz semana.
Parece que pones de tu parte un toque de romanticismo decimonónico, ahora se llamaría gótico a esa vertiente más morbosa, al tomar como referencia al gran Gustavo Adolfo Bécquer (y su hermano no le iba a la zaga en su faceta plástica)
ReplyDeleteHOLA A TODOS: Muchísimas gracias por vuestros comentarios.
ReplyDeleteAbrazos para todos y cada uno-
HELGA, ETIENNE Y MARIFELITA: sean muy bienvenidos a esta casa siempre que lo deseen. Abrazos.
ReplyDeleteUn placer volver a leerte querida, Myriam.
ReplyDeleteUn relato muy propio de esta época del mes de Noviembre.
Muy bueno.
Besos.
Glosaste muy bien esa historia.
ReplyDeleteMe pregunto si no será tiempo de perdonar a Beatriz.
Cuanto del romanticismo tomaron los góticos, quien capaz se harían un viaje para conocer a Beatriz
Un abrazo.
Beatriz perdió mucho más que su cinta azul. Un placer volver por aquí. Besos Myriam.
ReplyDeleteUna triste y perversa historia de amor para un día tan señalado como es el día de los difuntos. La pobre Beatriz ya es hora de que descanse en paz consigo misma.
ReplyDeleteReto muy bien cumplido.
Un abrazo y buen fin de semana.
Como dicen, ''En el pecado llevó la penitencia'', no lo conocía, me guardo el enlace, es muy bueno tu micro
ReplyDeleteAbrazo
Hola, Myriam.
ReplyDeleteEnhorabuena por tu reformulación de este relato clásico. Creo es que la manera de lograr que nuestros autores caminen por la tierra de los vivos y no se pudran difuntos de recuerdo.
Un abrazo, Myriam.
MARIPAZ, DEMI, SOR AUSTRI, UN JARDIN Y MUJER de NEGRO: Me alegra que les haya gustado este micro moderno a partir de la leyenda de Bécquer. Gracias también por vuestra bienvenida. Abrazos a repartir.
ReplyDeleteNINO: Seas muy bienvenido a esta casa siempre que lo desees. Gracias por tu certero comentario, nunca olvidemos a los clásicos. Olvidar nuestras raíces o las fuentes de las que bebemos es crecer sin cimientos y por ende, débiles. Un abrazo.
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